viernes, 24 de agosto de 2012

CRÁCK´S : Toda la elegancia de un Kaiser : Franz Anton Beckenbauer

Una elegancia ejemplar, una fuerza única. claras características de un emperador del campo. a pesar que sus comienzos en el fútbol fuerón de centro-delantero en el TSV Münich 1860.
Siendo niño jugaba en la calle junto a sus amigos y ya soñaba con ser un gran futbolista. su temperamento y carácter lo llevarón a conseguir la capitanía de la selección alemana y aún más, este en la copa del mundo 1974 se transformo en un referente y quien toma las decisiones dentro y fuera del campo.
Consiguió logros en todos los equipos donde jugó, siendo figura en cada campeonato o liga que obtuvo.
Fue el creador del puesto de líbero dada sus condiciones naturales, para él era muy sencillo llevar a cabo esta posición en la defensa ya que se tiene toda panorámica del juego.
todos alababan el juego lleno de clase y elegancia que desplegaba. Fue la mezcla perfecta a su carisma y potencia que lo llevó a la cima del fútbol mundial.

Sin más que decir de este Gigante, solo basta admirar su juego.

Un verdadero CRÁCK mundial y esta es su historia:

(Munich, 1945) Futbolista alemán. Particularmente dotado como defensa libre y organizador del juego, obtuvo con su equipo, el Bayern de Munich, tres títulos europeos consecutivos, y la selección nacional de la RFA que él capitaneaba se proclamó ganadora de los Mundiales de 1974 (título que posteriormente revalidó como entrenador). Canalizador del juego de su equipo en la posición de líbero, también lo fue de incontables títulos nacionales e internacionales. Fue premiado con el Balón de Oro en 1972 y 1976. Apodado el Kaiser, se retiró de la competición en 1980 tras recibir una gravísima patada en los riñones. Su carrera deportiva continuó como directivo y entrenador.

Franz Beckenbauer
Franz Beckenbauer comenzó a jugar al fútbol en 1955 y ya en 1958, con sólo trece años de edad, pasó al equipo juvenil del Bayern, en cuya primera plantilla debutó en junio de 1964. Con el Bayern consiguió la victoria en cuatro campeonatos de la Liga (1969, 1972, 1973 y 1974) y en otras tantas Copas alemanas (1966, 1967, 1969 y 1971), y cosechó títulos europeos y mundiales: tres Copas de Europa consecutivas (1974, 1975 y 1976), la Recopa de 1967 y la Intercontinental de 1976. Durante su carrera fue proclamado en cuatro ocasiones mejor jugador alemán (1966, 1968, 1974 y 1976), y la revista France Football le concedió su premio al mejor jugador del continente (Balón de Oro) en los años 1972 y 1976.
El Kaiser, como se le conoce en el mundo del fútbol, fue también una pieza fundamental de la selección alemana. Debutó en 1965 con la selección B frente a Holanda y, ya en septiembre de ese año, con el primer equipo alemán frente a Suecia. Su consagración internacional llegó con el Mundial de Inglaterra '66, en el que los alemanes se proclamaron subcampeones. En su segundo Mundial, en México '70, disputó cinco partidos; Beckenbauer fue baja en el partido por el tercer puesto, pero igualmente la selección alemana venció los uruguayos por la mínima (1-0).
Desde 1971 Beckenbauer fue el capitán de la selección en sustitución de Wolfgang Overath, y poco después se inició el dominio alemán en la Eurocopa de Naciones. La selección consiguió la victoria en la de Bélgica '72, tras derrotar a los soviéticos en la final por 3-0, éxito que tuvo su continuidad con la consecución el 7 de julio de 1974 del entorchado mundial en Múnich al derrotar a los holandeses (2-1). En ese potente equipo se encontraban también Netzer, Muller, Breitner, Maier o Hoeness. En la Eurocopa de Naciones de 1976 la selección alemana llegó a la final, pero perdió ante los chechos en los penaltis. En febrero de 1977 jugó su último partido con la selección alemana frente a Francia, cerrando una trayectoria durante la que había vestido 103 veces la camiseta nacional y marcado 14 tantos.
En 1977, cuando Warner Communications y otras empresas invirtieron millones en un intento de crear la Liga de fútbol norteamericana (NASL), Beckenbauer fue fichado por el Cosmos norteamericano por 2.800.000 dólares. En su primer año en el equipo neoyorkino coincidió con Pelé y Giorgio Chinaglia, y fue proclamado mejor jugador de la Liga. En esta primera etapa norteamericana se proclamó campeón de la competición nacional (Soccer Wowl) en 1977, 1978 y 1980. En 1980 retornó a la competición alemana para jugar en el Hamburgo dos temporadas, pero en marzo de 1982 optó por su retirada en Europa, tributándosele un homenaje el 1 de junio entre su equipo y la selección nacional. A continuación, en 1983, volvió al fútbol norteamericano.
En 1984 se hizo cargo como entrenador de la selección nacional alemana. Su primer reto fue el Mundial de México 1986, en el que Alemania disputó la final contra la selección de Argentina, a la que no logró vencer. En el Mundial de Italia 1990, nuevamente Alemania llegó a la final contra Argentina, alzándose esta vez con el título mundial sin perder ningún partido. Beckenbauer se convirtió así en el primer futbolista que ganaba un Mundial como jugador y entrenador.
Después de rumorearse su posible incorporación al banquillo norteamericano de cara a los Mundiales de 1994, en el que eran los anfitriones, el 6 de septiembre de 1990 fichó por el Olympique de Marsella, de Bernard Tapie, propietario de Adidas, marca con la que ese verano había suscrito un contrato por diez años. Dirigió el equipo durante cinco meses, hasta que a finales de diciembre de 1990 fue sustituido por el belga Raymond Goethals. Beckenbauer permaneció en el Olympique de Marsella como director técnico hasta finalizar la temporada 90-91.
Al igual que su compañero Karl-Heinz Rummenigge, en octubre de 1991 aceptó regresar a la entidad alemana a la que había dedicado gran parte de su carrera, primero como consejero del Bayern y desde noviembre como vicepresidente de la entidad bávara. Ante una importante crisis deportiva en su club, el 27 de diciembre de 1993 se hizo cargo del banquillo de forma temporal hasta junio siguiente. El equipo remontó posiciones y acabó ganando la Bundesliga 93-94. Como candidato único a presidir el Bayern, el 14 de noviembre de 1994 la asamblea lo eligió para el puesto para un mandato de tres años. De nuevo, el 29 de abril de 1996 volvió a sentarse en el banquillo del Bayern hasta finales de la temporada, meses en los que el equipo ganó la Copa de la UEFA. En noviembre de 1997 renovó mandato al frente del Bayern, en el que continuó como vicepresidente Rummenigge.

Desde mediados de 1999 apoyó la candidatura de Alemania para organizar el Mundial de 2006, que resultó vencedora, y ocupó entonces la presidencia del Comité Organizador del Mundial. En abril de 2003, después convertir al club en sociedad de acciones, cedió la presidencia de la directiva a Rummenigge, mientras él mantuvo la presidencia del club, un cargo más representativo. En noviembre de ese año aceptó seguir un nuevo mandato en la presidencia del equipo bávaro, aunque gran parte de su tiempo lo dedicaba a la organización del Mundial.
Como máximo responsable del Bayern, el equipo ha conseguido seis títulos de Liga (96-97, 98-99, 99-2000, 00-01, 02-03 y 04-05), así como la Liga de Campeones 2000-01, en la que había sido finalista en 98-99, y la Copa de la UEFA '96. En diciembre de 1993 fue elegido mejor entrenador y segundo mejor futbolista en la historia de la Copa del Mundo, en una votación en la que participaron más de mil periodistas deportivos. La Federación Internacional de Historia y Estadísticas del Fútbol le eligió en noviembre de 1998 mejor futbolista alemán del siglo, en enero de 1999 segundo mejor jugador europeo del siglo XX (por detrás de Cruyff), y en enero de 2000 le situó en tercer lugar de la lista de los mejores futbolistas del siglo XX, sólo superado por Pelé y Cruyff. 


viernes, 17 de agosto de 2012

CRÁCK´S : Matador : José Marcelo Salas Melinao

Un verdadero guerrero araucano. nos represento en cada cancha que tuvo el placer de verle jugar, con gallardía y entereza. un jugador de clase mundial nacido al sur del mundo.
desde pequeño su vida giro entorno a un balón de fútbol. con un pequeño paso por Green Cross, un poco frustrado debido a que su edad era menor a la de sus compañeros y por esto no tenía opciones claras de participar en el equipo.
Por esto su padre lo toma y lo lleva a su equipo de barrio allá en Temuco, el FC Santos, en el cual entra como medio campista a la serie peneca en el año 83.
No hay lugar del mundo no relacionaban a marcelo salas con Chile, el festejo tan especial de sus goles con una rodilla al suelo y su dedo apuntando al cielo dierón la vuelta al mundo después de su brillante paso por el mundial de Francia 1998 donde convirtiera 4 goles.
en inglaterra también sufrierón el paso de este goleador de fuste donde convirtió, en un recién inaugurado estadio de wembley una obra perfecta. un gol que hasta el día de hoy es exhibido en el museo de ese estadio.
Siempre quizo y amo este deporte, un guerrero de sangre araucana de sangre caliente pero de mente fría, un niño detrás de un sueño que se convirtió en realidad un día de enero en el primer equipo de universidad de chile.
Su hermana Claudia describe como es este matador : 

                                                  "La verdad esta en el apellido Melinao.
Es la familia de nuestra madre.
Es un apellido mapuche y toda nuestra familia
tiene la fuerza de la sangre araucana. Marcelo es el primero".
"La sangre india en nuestras venas nos dio una fuerza
descomunal en las piernas. Saltábamos, corríamos... y luego,
cuando el entrenaba, como un superhombre, parecía no
cansarse ".
"Nos enseñaron que debíamos defendernos para vivir.
Pertenecemos a la estirpe araucana, nunca vencida en
trescientos años de guerra con los españoles.
Una guerra que causó muertes y privaciones.
Pero el espíritu de nuestro pueblo permaneció intacto,
lo mismo que nuestra dignidad ".
"En Temuco, desde la mañana hasta la noche,
Marcelo organizaba partidos con sus amigos.
El fútbol era todo y él lo tomaba como una forma de combate,
se arrodillaba como un guerrero indio después de un duelo "

Así es este hombre lleno de fuerza, nos dio tantas alegrías cada vez que inflo una red, gracias a su zurda mágica. nos enseño la perseverancia, después de ese fatídico partido donde sale con su rodilla echa añicos luego de tan largo esfuerzo para estar en élite del fútbol mundial. Vuelve a su River querido , donde le otorgan el honor de vestir con orgullo la jineta de capitán y logrando nuevamente un título más en agradecimiento a todo el cariño de la gente tras su paso lleno de gloria antes de partir al fútbol europeo. 

José Marcelo Salas Melinao, espero poder encontrarnos en el camino y poder entregar un abrazo meritorio y lleno de agradecimiento por todas las alegrías, por cada vez que nos emocionarnos cuando con la bandera chilena celebraras cada triunfo propio, sabiendo que eras nuestro representante.
Ese gran guerrero araucano que salió de Temuco un día soñando y sin saber que sería el gran referente de todo un país. Sin Saber que Sería un Matador 

Esta es su historia : 



  • Nombre: Jose Marcelo Salas Melinao

  • Puesto: Delantero

  • Edad: 24/12/1974

  • Estado Civil: Casado.

  • Años en Universidad de Chile: '93,'94,'95 y de '05 a '07

  • Títulos: '94,'95

  • Apodo: El "Matador"

  • Debut Titular: Debut 04/01/1994 Cobreloa 2-U.de Chile 1.

  • Debut Goleador: 04/01/1994 Cobreloa 2 - U. de Chile 1.

José Marcelo Salas Melinao nació en Temuco, Chile el 24 de diciembre de 1974. Vive toda su niñez y parte de su adolescencia en la ciudad de Temuco, con su madre Alicia Melinao, su padre Rosember Salas, su hermana Claudia y su abuelita María. De su madre hereda la sangre y el temple Mapuche y de su padre el gusto por el fútbol. Comenzó su vida futbolística en su ciudad natal, Temuco, su padre lo inscribió en la escuela de fútbol "Green Cross" que hoy es Deportes Temuco pero no duró mucho allí, pues su edad era demasiado menor a la del resto de sus compañeros de equipo, por lo que casi nunca jugaba. Por esa razón su padre lo lleva a su club de barrio, el FC Santos.

En 1983 entra a la serie "Penecas" del Santos, en la posición de mediocampista y con la camiseta número 10, juega el torneo de la Asociación Regional de Fútbol de Temuco. En 1991 viaja a la capital, Santiago de Chile, a probarse en las divisiones inferiores del Universidad de Chile donde despues de 10 minutos de juego con el equipo suplente, quedó seleccionado y comensaron los llamados a Temuco para pedir su pase.

Fue traspasado a la Universidad de Chile por la módica suma de $66.800 pesos chilenos y sólo una semana después pasó a formar parte de la Selección chilena sub-17, dirigida por el técnico Leonardo Véliz. Su estreno por la selección sub-17 fue en el Sudamericano de Paraguay, donde por primera vez una selección infantil chilena pasa a segunda ronda, terminando en el cuarto lugar, y es nombrado por los entrenadores como uno de los mejores jugadores del torneo. La misma sub-17 luego es invitada a un torneo amistoso en Venezuela, en el cual Chile pierde la final con Ecuador, pero el joven Marcelo Salas es el goleador del torneo. En 1994 viaja a España con la seleción chilena sub-20, a un prestigioso torneo juvenil, que se realiza en la Alcudia, en donde Chile se enfrenta a selecciones europeas,y para sorpresa de todos terminado en segundo lugar, dejando en el camio al local España, y a la poderosa Italia, y sólo perdiendo en la final contra Italia. Nuevamente Salas es figura y goleador de este campeonato. 


Nace el Matador Azul 

El 2 de enero de 1993 debuta en el primer equipo de la escuadra laica estrenándose con un gol ante Cobreloa en la desértica ciudad de Calama. Y tan solo un año más tarde sería su despegue, siendo el goleador de la Copa Chile 1994 con 12 goles en 15 partidos.

En Abril de 1994, dirigido por Jorge Socias, se convierte en ídolo de la hinchada azul, luego de que en el Superclásico del Fútbol Chileno anotase 3 goles a Colo Colo y le hicieran el penal del cuarto gol, con los que la Universidad de Chile humilló 4x0 a su archirrival, en el Estadio Nacional. 


Bicampeón 

Corría el año 1994, luego de 25 años del último campeonato azul, Universidad de Chile logra arrebatarle el título a la Universidad Católica; el partido definitorio, a unas cuantas fechas del final, entre ambas escuadras universitarias fue ganado por la "U" tras el único tanto de Marcelo Salas, gracias a esa ventaja se corona campeón por primera vez, en el empate de visita frente a Cobresal en 1994, campeonato en el que anota 27 goles en 26 partidos, y se consagra como figura del equipo. Repite el campeonato en 1995 anotando la suma de 17 goles en 27 partidos, es bicampeón con Universidad de Chile, equipo en donde compartió con jugadores como Sergio Vargas , Luis Musrri, Leonardo Rodríguez, y forma una temida dupla en la delantera con Rodrigo Goldberg. En este club fue donde se ganó el apodo de «El Matador», por su sangre fría a la hora de definir, inspirado también por la popular canción "Matador" del grupo argentino Los Fabulosos Cadillacs. 


De Chile al extranjero 

Con su buen desempeño en el primer equipo de la "U", debuta en la Selección Chilena el 18 de mayo de 1994 anotando inmediatamente un gol en contra del seleccionado argentino que, capitaneados por Diego Maradona, se preparaba para competir en el Mundial Estados Unidos 1994. Por la "U" participa en la Copa Libertadores de América de 1995, donde juega 6 partidos y anota 5 goles.

Ya era un ídolo en Chile y los clubes extranjeros empezaron a fijar la mirada en el "Matador". Mexicanos, españoles, y más tarde los argentinos no dejaron de gritar las ofertas para tener a Marcelo entre sus filas. Primero fue el club Boca Juniors, específicamente su presidente Mauricio Macri quien quizó contratar al atacante, pero el entrenador Carlos Salvador Bilardo lo desecha por ser chileno, y le dice a los dirigentes que Salas no es una inversión para el club.

Jugó en Universidad de Chile hasta mediados de 1996, destacando en Copa Libertadores de América donde anota 5 goles en 12 encuentros. El club chileno llegó hasta la semifinal, siendo eliminado por River Plate, que a la postre se convertiría en el Campeón del torneo continental. En ese mismo año, su contrato fue adquirido por el empresario argentino Gustavo Mascardi, para más tarde vender su pase en 2.5 millones de dólares al club argentino River Plate. 


Con la banda sangre en el corazón 

Su debut en las canchas trasandinas, fue el 15 de septiembre de 1996, jugando unos minutos frente a Huracán, luego vino el gran clásico del fútbol argentino frente a Boca Juniors, un partido especial para Salas, por su frustrado paso al club xeneise, y además partía como titular en River, y no defraudó, anotó un golazo ganándose el inmediato aprecio de la hinchada.

El técnico de River Plate en esa epoca era Ramón Díaz, y en el equipo destacan jugadores de la talla de Enzo Francescoli, Ariel Ortega, Marcelo Gallardo y Juan Pablo Sorín. Salas anota 7 goles en 14 partidos jugados en el apertura 1996, una muy buena marca para un jugador reserva y en su primera temporada. Los goles más importantes fueron en el partido definitorio contra Velez Sarfield y Salas convirtió los 2 goles, que le dieron el título a River y al chileno la estampa de ídolo en Argentina.

La prensa de ese país le dedica portadas y artículos que no dejan de elogiarlo, pese a jugar como suplente su promedio de goles fue superior al de sus compañeros, y la hinchada riverplatense le demuestra su cariño mediante el canto a todo pulmón de "Chilenoo... Chilenoo".

El, agradece con goles y con su clásica celebración, se hinca, apoyando su rodilla derecha en el césped y con el índice apuntando al cielo.

El año 1997 fue simplemente extraordinario para Marcelo Salas. Se consagra como ídolo en River Plate siendo fundamental en el equipo que consigue el Apertura 97, el Clausura 97 y la Supercopa sudamericana de 1997. Además, con la Selección Chilena logra clasificar al Mundial de Francia 1998. Este mismo año fue elegido el Mejor Jugador Extranjero en Argentina y recibió el premio Balón de Oro del Mejor Jugador de América. 


Juventus, la lesión y el regreso a Sudamérica 

El año 2001, José Marcelo Salas es traspasado a la Juventus en un fichaje millonario.

Tras un buen comienzo como titular, es paulatinamente dejado en la banca para jugar sólo en los segundos tiempos.

Jugando por la Juventus de Turín, Salas termina lesionándose gravemente, lo cual lo obligó a permanecer seis meses alejado de las canchas. Trás aquel fatídico 20 de octubre de 2001, en el partido frente al Bologna, Salas nunca vuelve a retomar su nivel físicamente. Aunque al final ganó varios títulos con la Vecchia Signora.

La lesión del «Matador» nunca logró ser curada completamente, y terminó volviendo al club argentino River Plate, para poder iniciar su recuperación. Esto no le impidió ganar el Torneo Clausura en 2004 y consagrarse subcampeón de la Copa Sudamericana tras caer ante Cienciano de Perú. En el año 2005, regresó a Universidad de Chile. En el Torneo de Clausura 2005, Salas junto a Universidad de Chile logró ser finalista del campeonato, en el que marcó 7 anotaciones. En el Torneo de Apertura 2006 marcó 13 goles, donde su equipo perdió la final frente a Colo-Colo en una dramática definición por penales.

En el Torneo Clausura de 2006, su equipo es eliminado en los playoffs. En medio de una fuerte disputa pública con el síndico de quiebra que está a cargo del club, Salas decide finalmente dejar el conjunto azul, para pasar a organizar eventos deportivos, dedicar mayor tiempo a sus hijas y a sus estudios universitarios.

Marcelo Salas ostenta el honor de haber logrado titularse campeón de las respectivas ligas nacionales con cada una de las camisetas de clubes profesionales que ha vestido, tanto en Chile como en Argentina e Italia. 


Selección Nacional 

Su paso por la Selección también ha estado plagado de éxitos. Junto a Iván Zamorano, lograron llevar al Seleccionado nacional a la Copa del Mundo de 1998, en la cual marcó 4 goles (2 contra Italia, uno contra Austria y otro contra Brasil), siendo el goleador de su equipo. Cabe señalar que en una gira preparatoria para el Mundial de Futbol Francia 1998, Chile juega un partido amistoso ante Inglaterra en el mitico estadio de Wembley ante cerca de 65.000 personas en un recordadisimo partido que gano Chile por 2-0 con 2 goles del Matador. Uno que realmente fue un golazo con un control, giro y definicion sin dejar que la pelota tocara el suelo despues de un centro de Jose Luis Sierra. Mientras que el otro un penal que el mismo creo tras amague a Sol Campbell. Tras una larga ausencia en la Selección, y de varios partidos sin anotar, anotó el tercer gol de la victoria de Chile ante Bolivia, el 4 de junio del 2005. Con este gol acabó con su sequía goleadora con la Selección, que se remontaba desde 2001, y se convirtió en el máximo goleador histórico de la Selección con 35 goles, superando a Iván Zamorano y Carlos Caszely. Además jugó la Copa América de 1995 y 1999, en ésta última logrando el cuarto puesto.

Con la banda sangre en el corazón 

Su debut en las canchas trasandinas, fue el 15 de septiembre de 1996, jugando unos minutos frente a Huracán, luego vino el gran clásico del fútbol argentino frente a Boca Juniors, un partido especial para Salas, por su frustrado paso al club xeneise, y además partía como titular en River, y no defraudó, anotó un golazo ganándose el inmediato aprecio de la hinchada.

El técnico de River Plate en esa epoca era Ramón Díaz, y en el equipo destacan jugadores de la talla de Enzo Francescoli, Ariel Ortega, Marcelo Gallardo y Juan Pablo Sorín. Salas anota 7 goles en 14 partidos jugados en el apertura 1996, una muy buena marca para un jugador reserva y en su primera temporada. Los goles más importantes fueron en el partido definitorio contra Velez Sarfield y Salas convirtió los 2 goles, que le dieron el título a River y al chileno la estampa de ídolo en Argentina.

La prensa de ese país le dedica portadas y artículos que no dejan de elogiarlo, pese a jugar como suplente su promedio de goles fue superior al de sus compañeros, y la hinchada riverplatense le demuestra su cariño mediante el canto a todo pulmón de "Chilenoo... Chilenoo".

El, agradece con goles y con su clásica celebración, se hinca, apoyando su rodilla derecha en el césped y con el índice apuntando al cielo.

El año 1997 fue simplemente extraordinario para Marcelo Salas. Se consagra como ídolo en River Plate siendo fundamental en el equipo que consigue el Apertura 97, el Clausura 97 y la Supercopa sudamericana de 1997. Además, con la Selección Chilena logra clasificar al Mundial de Francia 1998. Este mismo año fue elegido el Mejor Jugador Extranjero en Argentina y recibió el premio Balón de Oro del Mejor Jugador de América. 


Juventus, la lesión y el regreso a Sudamérica 

El año 2001, José Marcelo Salas es traspasado a la Juventus en un fichaje millonario.

Tras un buen comienzo como titular, es paulatinamente dejado en la banca para jugar sólo en los segundos tiempos.

Jugando por la Juventus de Turín, Salas termina lesionándose gravemente, lo cual lo obligó a permanecer seis meses alejado de las canchas. Trás aquel fatídico 20 de octubre de 2001, en el partido frente al Bologna, Salas nunca vuelve a retomar su nivel físicamente. Aunque al final ganó varios títulos con la Vecchia Signora.

La lesión del «Matador» nunca logró ser curada completamente, y terminó volviendo al club argentino River Plate, para poder iniciar su recuperación. Esto no le impidió ganar el Torneo Clausura en 2004 y consagrarse subcampeón de la Copa Sudamericana tras caer ante Cienciano de Perú. En el año 2005, regresó a Universidad de Chile. En el Torneo de Clausura 2005, Salas junto a Universidad de Chile logró ser finalista del campeonato, en el que marcó 7 anotaciones. En el Torneo de Apertura 2006 marcó 13 goles, donde su equipo perdió la final frente a Colo-Colo en una dramática definición por penales.

En el Torneo Clausura de 2006, su equipo es eliminado en los playoffs. En medio de una fuerte disputa pública con el síndico de quiebra que está a cargo del club, Salas decide finalmente dejar el conjunto azul, para pasar a organizar eventos deportivos, dedicar mayor tiempo a sus hijas y a sus estudios universitarios.

Marcelo Salas ostenta el honor de haber logrado titularse campeón de las respectivas ligas nacionales con cada una de las camisetas de clubes profesionales que ha vestido, tanto en Chile como en Argentina e Italia. 


Selección Nacional 

Su paso por la Selección también ha estado plagado de éxitos. Junto a Iván Zamorano, lograron llevar al Seleccionado nacional a la Copa del Mundo de 1998, en la cual marcó 4 goles (2 contra Italia, uno contra Austria y otro contra Brasil), siendo el goleador de su equipo. Cabe señalar que en una gira preparatoria para el Mundial de Futbol Francia 1998, Chile juega un partido amistoso ante Inglaterra en el mitico estadio de Wembley ante cerca de 65.000 personas en un recordadisimo partido que gano Chile por 2-0 con 2 goles del Matador. Uno que realmente fue un golazo con un control, giro y definicion sin dejar que la pelota tocara el suelo despues de un centro de Jose Luis Sierra. Mientras que el otro un penal que el mismo creo tras amague a Sol Campbell. Tras una larga ausencia en la Selección, y de varios partidos sin anotar, anotó el tercer gol de la victoria de Chile ante Bolivia, el 4 de junio del 2005. Con este gol acabó con su sequía goleadora con la Selección, que se remontaba desde 2001, y se convirtió en el máximo goleador histórico de la Selección con 35 goles, superando a Iván Zamorano y Carlos Caszely. Además jugó la Copa América de 1995 y 1999, en ésta última logrando el cuarto puesto

viernes, 10 de agosto de 2012

CRÁCK´S :El Talento de un CHAMACO : Francisco "Chamaco" Valdés Muñoz

Sinonimo de buen fútbol, de personalidad fuerte líder de colo - colo y la selección chilena. un virtuoso con el balón en los pies, de esos que no quedan. De esos que solo se cuentan en las historias cuando te vas a dormir.
De esos era Chamaco un genio con un balón en los pies. desde niño allá en la población juan antonio ríos demostraba su talento. llego a las inferiores de colo - colo y de hay dio el salto al profesionalismo. en ese partido se lleno de gloria frente a cerro porteño. era un amistoso veraniego y el entraba de puntero izquierdo y convirtió un gol lleno de magia y con esto grabar su nombre a fuego en la historia del popular y su hinchada.
Lucho siempre por lo justo, velo siempre por sus compañeros y así lo dice la historia cuando salvo de la dictadura a su compañero de equipo Hugo Lepe y primer presidente del sindicato de futbolistas profesionales de chile.
Fue quien también convirtió el histórico gol en un arco vacío en el estadio nacional.
Es ese futbolista en el que todos los niños se veían reflejados, todos querían ser Chamaco, y eso lo dice todo. Goleador Historico en tornos oficiales con 215 y que lo convierte en estandarte y modelo a seguir. esos goles aún hacen homenaje de su talento en el fútbol chileno.
Con una técnica exquisita como jugador se destaca su pegada con ambas piernas, su magia al momento de habilitar, no le importaba si era pelota parada o si iba en el aire el se las arreglaba de tal manera de que ese balón llegara al pie de un compañero estuviera al lado o 40 metros más allá.
Quienes lo vierón jugar dicen que no tuvo rival alguno y se codeo con los mejores del orbe en 1966 y 1974.
Quedo su nombre estampado su nombre en el olimpo del fútbol y se recordara por siempre a ese genio que vino de entre gente humilde a demostrar que el fútbol es inteligencia y técnica.
Desde este humilde lugar envío un afectuoso abrazo al viento esperando lo recibas querido Chamaco y agradezco tu legado lleno de fuerza y magia; lleno de emoción y talento; lleno de esa simpleza y sonrisa de muchacho que jamas borro de su cara.

Francisco "Chamaco" Valdés, simplemente gracias por ser ese ídolo que aún eres

Esta es su Historia :

Francisco "Chamaco" Valdés Muñoz (SantiagoChile19 de marzo de 1943 - † Santiago, Chile, 10 de agosto de 2009 ) fue un futbolista que jugaba en la posición de centrocampista. Es considerado uno de los jugadores más importantes en la historia del fútbol chileno, y uno de los grandes ídolos del club Colo-Colo. Hasta la actualidad es el máximo goleador en la historia de la liga chilena con 215 goles oficiales.
Destacado por su dominio con ambas piernas del balón, precisos pases en profundidad y certeros tiros libres y penales, fue el centrocampista ofensivo de la Selección Chilena en los mundiales Inglaterra 1966 y Alemania 1974.

El 26 de enero de 1961, Colo-Colo se enfrentaba frente a Cerro Porteño, el partido es estrecho. Por los parlantes se anuncia un cambio. Sale Bernardo Bello y entra Francisco Valdés. Una figura desconocida y menuda entra a la cancha. Un minuto después, el desconocido de gana la primera ovación de las muchas que tendrá en su vida deportiva: su primer contacto con la pelota es para anotar el gol que la da la victoria al cuadro albo. Así comienza la historia de “Chamaco”, apodado por su padre fanático de las películas mexicanas, inicia una carrera que lo convertirá en una de las figuras más representativas de Colo-Colo.
Valdés es el máximo artillero del fútbol chileno, y de Colo-Colo por torneos oficiales con 181 goles (179 en 353 partidos por el campeonato nacional más 1 gol por la Liguilla Pre-Libertadores y un gol por la definición del quinto lugar del Torneo Metropolitano 1968) y el máximo goleador por Copa Libertadores con 20 tantos en 44 cotejos. Toda una hazaña para un medio campista, que además era un excelente habilitador.
Fue el cerebro y junto a Carlos Caszely las máximas figuras del afamado Colo-Colo de 1973. Con Colo-Colo fue campeón chileno en 1963 y 1972. Además fue subcampeón de la Copa Libertadores de América en 1973. Jugador importante en el ascenso de Deportes Arica a la primera división del fútbol chileno en 1981.
Por la Selección Chilena jugó 50 partidos, anotando 9 goles. Fue el centrocampista ofensivo de Chile en los mundiales Inglaterra 66 y Alemania 74. El mismo año en que fue subcampeón de la Copa Libertadores con Colo-Colo, fue capitán de la selección que se clasificó en el mundial deAlemania 74.
A la hora de destacar la humanidad de Valdés, se recuerda lo acontecido en 1973, en plena dictadura militar, cuando acudió en ayuda de los futbolistas Hugo Lepe y Mario Moreno, quienes estuvieron presos tras el golpe militar. "Fue solidario con sus compañeros en esos momentos tan difíciles" destacó la presidenta Michelle Bachelet el día de sus funerales.
Después de su retiro, dedicó su vida a enseñar a los niños. Sus últimos años trabajó en el programa de gobierno de Michelle Bachelet llamado "Escuelas preventivas de fútbol", dedicado a niños de escasos recursos. Fue en Recoleta donde obtuvo su último triunfo deportivo, junto Luis Lee-Chong, compañero en deportes Arica, obtuvieron el primer lugar en el campeonato "Danone", sacando pasajes a Sudáfrica para representar a Chile en el campeonato mundial infantil.
Valdés fue encontrado sin vida en su cama, por su pareja Maritza, el 10 de agosto de 2009, producto de un infarto agudo al miocardio, a la edad de 66 años. Estaba muy afectado luego que la semana anterior muriera su hermano Mario, a quien recién había enterrado el domingo antes de su fallecimiento.


De puntero izquierdo evolucionó hasta convertirse en mediocampista inolvidable. Quizás junto a Enrique "Cua Cuá" Hormazábal, su maestro, sea el jugador más dotado técnicamente de nuestra historia.

La memoria colectiva registra a Francisco Valdés como prototipo del mediocampista talentoso, de amplia visión periférica, capaz de hacer jugar a sus compañeros y demostrar con un toque que el fútbol es ante todo inteligencia y técnica. Le pegaba al balón sin dificultades con las dos piernas, era capaz de poner un pase de 30 ó 40 metros con precisión superlativa y definía con singular categoría.

Como muchos talentosos, fue díscolo en sus comienzos. No logró alcanzar el reconocimiento internacional que su jerarquía ameritaba, quizás porque no sopesó las potencialidades. Deslumbró de entrada, cuando en un cuadrangular veraniego de 1961 debutaba por Colo Colo, el equipo que lo marcaría a lo largo de su carrera. Fue empate 1 a 1 frente a Cerro Porteño y el menudito puntero izquierdo que hacía su estreno ante los guaraníes marcaba la igualdad. Fue su bautismo de fuego.

César Luis Menotti suele decir que el talento sensibiliza y emociona. Poderosa razón para explicar el cariño que de inmediato recibió de la gente. Fue ídolo de entrada, aunque también muchos lo resistieron. Colo Colo fue campeón en 1963, anotando la histórica cifra de 103 goles, y Valdés se erigió como una de las figuras en un ataque que lucía a "Cua Cuá" Hormazábal, Mario Ortiz, Mario Moreno, Luis Hernán Alvarez y Bernardo Bello, además del argentino Walter Jiménez que cedió su puesto a un recuperado Hormazábal.

Vendrían tragos amargos, como su participación en la Copa del Mundo de Inglaterra '66, donde no jugó. "Estábamos divididos entre los jugadores de la U, de Católica y de Colo Colo", recordaba años más tarde. Sería su primer choque con el seleccionador Luis Alamos, quien prefirió a los jugadores del Ballet Azul en los duelos de Sunderland y Middlesbrough. Al regreso, Chamaco cuestionó duramente al Zorro y el quiebre pareció definitivo. Fue malo el final de la década para Valdés. Muchos pensaban que era uno más de los cientos de jugadores que surgen llenos de condiciones, pero que nunca se consolidan.

Los dirigentes lo consideraban un líder negativo. Como capitán luchaba por los derechos de sus compañeros en Colo Colo. Héctor Gálvez y Naim Rostión, máximos dirigentes de la época, lo enviaron a Unión Española en 1970. Un duro golpe que lo llevó después a Antofagasta Portuario. Chamaco mantenía sus virtudes, pero estaba lejos del gran escenario. Hasta que a comienzos de 1972 llegó el reencuentro con Alamos. "Te necesito como caudillo, voy a formar un equipo para ganar el campeonato, la Copa Libertadores, que será la base de la selección para llegar al Mundial, pero tienes que entrenar y bajar de peso", le dijo el Zorro.

El tiempo curaba las heridas de Inglaterra. Se gestaba el gran cuadro albo que ganaría el torneo del '72 y uniría a Chile un año más tarde, cuando en medio de la convulsión política reinante, el país futbolístico sería uno tras el sueño de la Copa Libertadores ante Independiente.

"No se pudo, porque nos robaron, esa es la pura verdad", comentó después. Una sensación generalizada que sólo fue paliada cuando Colo Colo alcanzó la Copa Libertadores en 1991.

Una pequeña revancha vivió meses más tarde, cuando capitaneó a la selección nacional que clasificó a la Copa del Mundo de Alemania '74. Con la base del plantel albo, Chile eliminó a Perú y Valdés fue protagonista. La confianza de sus compañeros queda graficada en el poder que le otorgaban para negociar los premios. "Siempre me tiraba con el tejo pasado, incluso pidiendo más de lo que acordábamos con los muchachos y los dirigentes de esa selección", evocaba.

En la cita germana no jugó como se esperaba. Sus diferencias con Carlos Reinoso fueron tan severas que afectaron el rendimiento global. Valdés no quiso hacer problemas a un enfermo Alamos y aceptó con resignación ser sustituido en los tres partidos. 2Los cabros me pedían que hiciera valer mi condición de capitán, querían que yo jugara, pero no quise provocar un conflicto. Con el tiempo creo que fue un error", reconoció a revista Don Balón en una entrevista.

Tipo simple Chamaco, de sonrisa fácil y trato campechano, hoy transmite sus enseñanzas a los niños en su escuela de fútbol. Ni siquiera sus dolencias cardíacas lograron alejarlo de la pasión de toda su vida. La misma que empezó a crecer en la polvorienta cancha de la población Juan Antonio Ríos, donde hace más de cincuenta años un flaquito pequeñito demostraba que con la pelota ya sabía un montón".



viernes, 3 de agosto de 2012

CRÁCK´S : El Príncipe : Enzo Francescoli

Un Campeón de Raza. con 17 años de carrera ganó 14 títulos de primera, 1 copa libertadores. En la copa américa dejo su marca registrada y dejo en Uruguay un legado de 3 copas y un vice - campeonato.
En Argentina, Sudamérica y Francia Fue elegido el mejor jugador.

Ídolo y referente. con un juego exquisito deslumbro en canchas argentinas y en su selección entrego todo demostrando al mundo su categoría. es de esos jugadores que marcarón el fútbol. un jugador que demostró y marco a fuego su calidad, su garra y técnica que complementaban con su elegancia y calidad humana fuera del campo.

Un líder por naturaleza con espíritu combativo, fue quien entrego su vida por el fútbol y con esa habilidad que solo los grandes jugadores tienen.

A los 21 años llego por primera vez a River Plate a salvarlos de una gran crisis. un primer paso bastante irregular, tanto así que se encontraba en la lista de transferibles del Club. Esto tal vez por su posición en este etapa de volante de quite.

Gracias a la llegada del Bambino veira nuestro Crack  juega de media punta mirando al arco contrario y es gracias a esto que empieza a nacer la leyenda.

La historia recordará a un gran jugador y mejor persona. deslumbro y lleno de emociones, quien hasta el día de hoy nos entrega su magia vez que puede en cada cancha demostrando que es un verdadero CRÁCK

El príncipe Enzo Francescoli viene a engalanar la vitrina de Pasión de Hincha, y esta es su Historia:

Enzo Francescoli Uriarte nació el 12 de noviembre de 1961 en el barrio de Capurro, en Montevideo, la capital de la República Oriental del Uruguay, país al que siempre le entregó todo futbolisticamente hablando. Hijo de Don Ernesto Francescoli y Olga Uriarte. Ese padre que también sentía el fútbol como una pasión, que hasta llegó a formar parte de las inferiores de Wanderes, pero que por cuestiones de trabajo no pudo seguir. Fiel seguidor de Peñarol, sentimiento que fue heredado por sus tres hijos, Luis Ernesto, Enzo y Pablo. 

Enzo comenzó a andar detrás de la pelota en el barrio, y a los 6 años ya jugaba baby - fútbol en el Club Cadys Real Junior, a un par de cuadras de su Casa. También integraba el equipo del Colegio, el San Francisco de Salles, más conocido como Maturana por el nombre de la calle donde se levantaba sus orígenes. "Jugábamos en la calle" -cuenta hoy Luis Francescoli, médico traumatólogo y padre de 3 niñas-. "A la tarde, después de venir del colegio y de dormir la siesta. Armábamos unos arcos y jugábamos 20 contra 20, no sé, los que estuvieran en ese momento. Y también con chicos de diferentes edades. Mi hermano ya se destacaba, se notaba que le pegaba bien a la pelota". También recuerda el padre de Enzo: "Un miércoles fuimos al Colegio porque había una entrega de premios. Enzo no había podido ir porque estaba en cama, con bastante fiebre. Le explicamos todo al cura, un hombre de apellido Soviski. El nos tranquilizó. No se hagan problemas, nos dijo, para después agregar: mire, que se cuide bien. Si es necesario, que falte el jueves y el viernes, no hay problema. Lo único importante es que se recupere para el sábado, que tenemos que jugar un partido decisivo. Mi señora no lo podía creer: ¡¿Cómo nos va a decir eso!? ¿Cómo se va a preocupar más por que falte al partido y no le importa si viene al Colegio? Pero fue así, nomas...". Todos empezaban a pedir por Enzo. El apenas tenía 10 años. 

Pasó el tiempo, y Enzo necesitaba crecer en su carrera futbolística. Así fue como decidió irse a probar a Peñarol (club de sus amores) y a River Plate de Montevideo. Pero lo rechazaron. "Es muy chiquito, muy flaquito. Que venga el año que viene" fue la respuesta. El tendría revancha, y en un club con el mismo nombre, pero de otro país. Gustavo Raúl Perdomo, tiene hoy 38 años. Dicen sus entrenadores de inferiores, que era tan o más talentoso que Enzo, pero no llegó, como tantos otros que han quedado en el camino. Perdomo fue un hombre clave en esta historia... "Soy amigo de Enzo desde la infancia, porque mis padres se conocen con los de él desde hace mucho tiempo. Con Enzo nos criamos juntos en el barrio y también compartimos nuestra infancia en el club Cadys. Pero yo me fui a Wanderes cuando tenía 11 años y él siguió. Cuando yo estaba en la Cuarta División, fuimos con Wanderes a jugar un partido contra el Liceo Maturana, donde Enzo también jugaba. Yo, en toda la semana, le venía contando al entrenador, que concía a un chico del barrio que era un verdadero fenómeno. Le dije que lo siguiera durante el partido, que lo iba a sorprender. Al final ganamos nosotros 1-0 con un gol mío, pero Enzo la "rompió" y Martiarena lo llevó a Wanderers. no había cumplido 15 años. Tal vez aquel partido fue decisivo, tal vez, pero en realidad yo creo que no, porque Enzo tenía unas ganas locas de jugar en algún club importante y se hubiera ido a probar a Wanderers, por allí estaba yo, su amigo de la infancia". Actualmente, así lo recuerda José María Martiarena: "Ese partido se disputó en el año 1976 y como este chico Enzo había jugado muy bien, yo le dije a Perdomo que lo acompañara al club a mitad de la semana siguiente. Lo llevó el 22 de julio y lo fichamos inmediatamente. Unos días después yo me enteré que él se había ido a probar a River Plate de Montevideo y que le dijeron que volviera un año después porque era muy flaquito. ¡Cómo son las cosas! Porque el entrenador de River era un conocido mío, un tal Peralta. Y si yo me hubiese enterado de eso, no lo habría fichado para no faltarle el respeto. Suerte que no me enteré. Después en las inferiores, a Enzo lo poníamos en cualquier puesto y respondía: de cinco, de ocho, de nueve. nosotros necesitábamos cambiarlo de posición porque éramos un equipo chico y no había suficientes jugadores. La diferencia con el resto se notaba enseguida. El y Perdomo eran dos cracks. Una tarde, jugando con la Cuarta contra Bella Vista, metió un gol de chilena igual al que después le hizo a Polonia". 

El Montevideo Wanderers Fútbol Club fue fundado el 15 de agosto de 1902 y su nombre significa "errantes, vagabundos, bohemios". Es un típico club chico uruguayo, donde todo se hace realmente a pulmón. Ahí se puede encontrar a Doña Gloria, "dueña" de la utilería del club... "A Enzo le encantaba la "Pesicola". A mi me daba plata para que yo le comprara. Era un botija muy serio el Enzo. Y muy flaquito, si muy flaquito. Siempre fue así. Los chicos le decían "carretilla". Es porque tenía la cara alargada...". También se puede encontrar a Jorge Barrios, también conocido como "Chifle". Un jugador que nació en Wanderers, y pasó por el Olympiakos de Grecia, Peñarol y la Selección Uruguaya. El cuenta: "Nosotros la teníamos clara. Los técnicos de inferiores como los de Primera nos decían: Ustedes quiten y dénle la pelota a Enzo. Así de sencillo. Ya desde cuarta división se veía que el loco era un jugador que encaraba para adelante y que iba a llegar lejos". 



Enzo debutó en la primera el 9 de marzo de 1980, ante Defensor Sporting, como visitante por el Torneo Colombes. El encuentro finalizó con victoria 5 a 0. Así empezaba la historia grande de un grande... Al poco tiempo ya era tapa de los diarios, las noticias decían que River Plate de Buenos Aires ya lo estaba observando para comprarlo, y que el Milan de Italia también... 

Las idas y vueltas del pase

Era 1982 y River necesitaba un recambio de jugadores. Muchas de sus figuras ya habían partido, como era el caso de Alonso, Pasarella, Ramón Díaz, Kempes, entre otros. Así fue como en una cena que tuvo Ernesto Homsani, por ese entonces integrante del Consejo de Fútbol, en Punta del Este, se le acercó el dueño del restaurant y le dice: "Hay un chico en Wanderers que anda muy bien. Le aconsejo que se lo lleve a River. Se llama Enzo Francescoli". Ese fue el primer contacto que tuvo River Plate con Enzo, pero todavía para que comenzaran las negociaciones había que esperar. 

Ese '82 para River fue lamentable. Alejado de la lucha por el campeonato, vapuleado en la Copa Libertadores por Peñarol y Flamengo, el equipo no sólo sentía el vacío de dejado por aquellos jugadores, sino que generaba una paupérrima convocatoria. Entonces los dirigentes de Nuñez volvieron a la carga en la búsqueda del flaquito que la "rompía" en Wanderers. 

Comenzaron las negociaciones, y luego de muchas idas y venidas, se llegó a un principio de acuerdo: 310.000 dólares limpios para Wanderers, más el 20 por ciento de la diferencia entre el precio de compra y de venta en una futura transferencia a Europa. También River se hacía cargo del 20 por ciento que le correspondía a Enzo y un 10 porcientos a intermediario. El único problema era que River no contaba con todo ese efectivo, por lo cual propuso dar 50.000 dólares en efectivo y el resto en cuotas avaladas por el Banco de Nápoles, con el dinero de la transferencia de Ramón Díaz. Mientras tanto Enzo viajaba a Buenos Aires, y arreglaba su contrato personal sin mayores problemas. De esa forma todo estaba OK. En Wanderers sólo faltaba una Asamblea de Socios, que aparentemente era una formalidad... 

En aquella Asamblea no se estaba muy de acuerdo con las el pago en cuotas, y había una gran incertidumbre. Había desconfianza por el cobro de esas cuotas, además se comentaba que el Milan de Italia estaba interesado en Enzo. Todos daban su opión, hasta el mismísimo Enzo: "Yo quiero jugar en River, es una gran oportunidad para mí. Y espero no desaprovecharla. Todos saben el nombre que tiene River internacionalmente. Y yo sé que se trata de un club elegante, cuya hinchada admite únicamente al que sabe jugar, que tiene un estilo definido, que siempre se destaca por su buen fútbol. Por eso me tengo fe. Creo que mi estilo andaría bien en River Plate". A la hora de la votación, luego de dos horas de debate, por 85 votos contra 66 se decidió denegar la venta y pasar a un cuarto intermedio hasta que se modificaran las condiciones de pago y se extendiera por tiempo indefinido el aporte de aquel 20 por ciento por una futura. River accedió a esos pedidos, y se comprometió a liquidar todo el dinero en agosto de 1983. Bajo esas condiciones el jueves 24, se firmó un pre contrato que fue aprobado por una segunda Asamblea. Cuando todo parecía que terminaba, surgió un inconveniente con los avales, y no se podía realizar la venta. Así, luego de varias gestiones, River consiguió nuevos avales y pudo, finalmente el 21 de abril de 1983 concretar la compra de Enzo Francescoli. 

La dura llegada

"Lamentablemente para todos, tantas tratativas quizás magnificaron mis cualidades, por eso espero no defraudar a nadie. Tan sólo tengo la ambición de satisfacer las expectativas que se crearon. Pero quiero recalcar que en River hay jugadores de primer nivel y yo seré uno más. No me considero el salvador de River. Lo único que voy a tener que hacer el domingo es no pensar en que todos los ojos van a estar puesto en mí. Eso sí: vine a uno de los mejores clubes del mundo y no me voy a achicar". Fueron unas de las primeras palabras de Enzo cuando llegó a River. Llegaba a un equipo devaluado, que extrañaba a horrores a las glorias vendidas en los últimos años. Llegaba a un equipo que reclamaba a gritos volver a ser River. 

Había una gran expectativa, y el 24 de abril de 1983 los hinchas fueron al Monumental a ver al "salvador", mal que le pesara al muchachín de 21 años. Fue por la segunda fecha del Campeonato Nacional, y River salió al campo para enfrentar a Huracán con Fillol, Saporiti, Tarantini, Nieto, Jorge García, Bulleri, Gallego, Francescoli, Bica, Chaparro, Commisso. River ganó 1 a 0, pero eso fue lo de menos. Lo importante, tuvo que ver con los movimientos de ese número "10" que a los dos minutos despertó la primera ovación cuando giró sobre la línea lateral y salió airoso de la marca, y que a los 20, tras empalmar un centro de Chaparro que finalmente terminó en corner, fue receptor de ese murmullo convertido en canto, que después escucharía tantas veces "Vení, vení, cantá conmigo / que un amigo vas a encontrar / que de la mano / del Uruguayo / todos la vuelta vamos a dar". 

Tres días después del debut, River enfrentó a Ferro en Caballito. Triunfó 1 a 0 con un gol de Enzo de penal. Las cosas parecía encaminadas... Así contaba Enzo: "Allá en Montevideo, la imagen que tenía de River era la de un club muy grande con jugadores que debían competir entre ellos. Es la vieja historia de las trenzas, los caudillos... Yo me sentía intrigado con todo eso y resulta que me encuentro con muchachos macanudos, que se abren a la amistad. Por mi carácter, por mi forma de ser, muchas veces quedaba apartado, solitario. y siempre alguno se acercaba para bromear o conversar conmigo. Se daban cuenta que me sentía sólo y que me daban el apoyo, la confianza que necesitaba. Si hasta el día que surgió un penal me lo dieron para que lo pateara. En los entrenamientos yo tiraba alguno, pero Jorge García y Nieto eran los especialistas. Cuando se dio el penal contra Ferro, se acercó García y me pidió que lo pateara. Tiralo vos, le dije yo. No, queremos que lo patees vos, me contestó. Y ésa es una prueba de confianza que me compromete con todos mis compañeros". 

Semanas más tarde, comenzaba un conflicto entre los jugadores y los dirigentes. Había problemas financieros y el primero lo tuvo el "Conejo" Tarantini. Luego lo tuvo Fillol y así fue como el 29 de junio, por el no pago de haberes, el plantel millonario se declaró en libertad de acción. Y comenzó la huelga. El conflicto se agudizó. River presentaba un equipo de juveniles, entre los que jugaban Mariano David Dalla Líbera, Néstor Raul Gorosito y Néstor Adrián De Vicente, para enfrentar conjuntos profesionales. Luego de 7 partidos, los chicos habían ganado 2, perdido 4 y empatado 1. Los hinchas ya no soportaban la situación, y comenzaron a ponerse en contra del plantel. Si bien los "grandes" volvieron a jugar, no había una buena situación con la gente. 

Allí Enzo comenzó a notar las diferencias entre el Wanderers y River Plate. Comenzaba a extrañar a sus padres, a su novia Mariela que todavía vivía en Montevideo, sus amigos. El fútbol argentino también era otra cosa. En ese primer año, Francescoli sufrió algunas brusquedades que todavía no estaba preparado, y tuvo que quedar afuera en dos oportunidades por importantes lesiones. No sólo Enzo andaba en la mala, sino que también River estaba en uno de sus peores momentos. En ese campeonato del ´83 River quedó en el puesto 18º entre 19 participantes. 

En noviembre Enzo es convocado a la selección de su país, y si bien los dirigentes de River se oponían a que se vaya, el técnico de Uruguay, Omar Borrás, les decía "Quédense tranquilos, que para estos partidos yo me llevo un diez, pero les voy a devolver al mejor diez del país". Enzo anduvo bien en su país, le metió un gol de tiro libre a Brasil en la final y fue una pieza clave de su equipo. 

Las aguas estaban divididas... Muchos lo apoyaban, otros lo descalificaban. Terminó ese 1983 y comenzaba una nueva etapa para Enzo, donde por fin "despegaba" y desmostraba todo lo que sabía. 

La Consagración

Enzo tenía muchas ilusiones depositadas en el año que arrancaba. El siempre confió en sus condiciones y no estaba dispuestos a bajar los brazos. Tenía una personalidad que, lejos de la fragilidad que aparenta, es fuerte y obcecada, seguramente como consecuencia de sus raíces italianas. 

Ya había pasado la huelga de los jugadores, sus lesiones y con su casamiento proyectado para febrero de ese año las perspectivas parecían otras. Parecían simplemente porque en los primero días de 1984 asumió Luis Alberto Cubilla. Y el uruguayo aparentemente no tenía a Enzo entre sus planes. Le decía a la revista El Gráfico del 10 de enero de ese mismo año cuando se le preguntó si estaría dispuesto a que River se desprenda de Francescoli para conseguir el pase de Alfaro: "Si hacemos diferencia económica y deportiva, si. Pensemos que su cotización está en los 400 mil dólares. Con ese dinero estaríamos en condiciones de traer tres excelentes valores para reforzar el equipo sin comprometer el partrimonio del club". 

Pero Francescoli no quería saber nada con irse del club, y daba sus motivos por aquellos días: "No me interesa para nada irme de River. ¿Por qué? Porque me propuse triunfar aquí, porque yo vine desde mi país el año pasado para jugar en uno de los equipos más importantes y siempre confié en rendirle al máximo de mis posibilidades. Se que no lo pude hacer todavía, por eso lo mío es una cuestión de orgullo". 

Enzo se quedó en el club, pero igualmente Cubilla consiguió que le traigan a Alfaro. Estaba claro que entre Roque y el Beto Alonso que regresaba de su exilio forzozo en Vélez, se encontraba el diez de River. Y que Francescoli no iba a tener la posibilidad de pelear por ese puesto, pero tampoco podía "desaparecer del mapa". Por eso, Cubilla lo hizo jugar de ocho, una posición que Enzo no sentía para nada. No estaba para nada de acuerdo, pero se puso la ocho y comenzó a luchar. Así y todo, Enzo tuvo una clara recuperación, comenzó a convertir goles y a destacarse, ya no era el mismo del año anterior. Siempre señaló que la llegada de Alonso fue clave en su recuperación. 

River llegó a las semifinales del Campeonato Nacional, y allí venció 2-1 a San Lorenzo, tanto en el partido de ida como en el de vuelta. Faltaba un solo obstáculo, que era Ferro Carril Oeste. Parecía un barrera no muy complicada, pero el equipo de Griguol le ganó 3 a 0 en el Monumental. El partido revancha fue en Caballito, y a los dos minutos del primer tiempo "La Máquina Verde del Oeste" se colocó en ventaja. El encuentro no concluyó porque la hinchada de River comenzó a quemar los tablones de Caballito, y la barbarie se propagó al campo de juego. Fue un golpe muy duro para los dirigidos por Cubilla. Semanas después River pierde con Unión 5 a 1, lo que termina con el entrenador uruguayo. Para Enzo concluía así una de las etapas más difíciles, más allá de que nunca hubiera armado un escándalo público el hombre respidaba aliviado la ida de Cubilla. Pero hasta de las experiecias malas también se aprende... 

Producida la desvinculación de Cubilla, asume como entrenador interino Don Adolfo Pedernera, que era el máximo responsable del fútbol amateur. Allí comenzó a gestarse un nuevo River a partir del cambio de posiciones de unos cuantos jugadores: Francescoli pasó de ocho a "nueve y medio", como le gusta definir su puesto al mismo Enzo, Héctor Enrique de siete a ocho y Alfaro quedó como rueda de auxilio en el medio campo. Si bien no se obtuvieron resultados rápidamente, se vislumbraba un cambio. Así lo revive el mismo Enzo: "Con Don Adolfo nos encontrábamos muchas veces en la confitería del club y charlábamos. Respecto a mi posición un día me dijo: Vos tenés todas las condiciones para engancharte en los últimos 30 ó 40 metros de la cancha, tenés que ser mucho más desequilibrante de los que sos volanteando. Y tenía razón. Hoy le estaré agradecido por ese cambio". 

Ya casi empezado el campeonato, se elige el nuevo director técnico: Héctor Rodolfo Veira. El primer partido lo vio desde la platea, y cuando le preguntaron por Enzo dijo lo siguiente: "¡Que jugadorazo!, le tiran cualquier cosa, él la mata y sigue. Es un fenómeno". 

Veira tomó el equipo a mediados del Metro del ´84, y en ese torneo River finalizó en la 4ta. ubicación, a ocho puntos del Campeón Argentinos Jrs. Enzo ya era Príncipe y cada vez jugaba mejor. "El apodo surge porque yo andaba con un metejón con el tango Príncipe -Comenta el relator Víctor Hugo Morales- y lo cantaba a cada rato. Hizo un gol y repetí una parte: Príncipe soy, tengo un amor y es el gol . Aparte el apodo le caía justo al hombre algo melancólico, tristón, con un andar verdaderamente principesco. Por eso, más que nada, creo que perduró en el tiempo". En aquel torneo se convirtió por primera vez en goleador, con 24 tantos. 

El año ´85 comenzó con sorpresas. River contrató a Ruggeri y Gareca, que venía de Boca Jrs. luego de un conflicto con el club por su libertad de acción. También se sumó la "Araña" Amuchástegui. El equipo comenzó con buen pie el Nacional, pero sin uno de sus pilares, porque estaban las eliminatorias para el Mundial de México. Para Veira, Enzo era único. Lo demostraba en sus declaraciones: "Enzo te resuelve un montón de problemas. Es un fenómeno total. Para mi está en el gran nivel, a la altura de Platiní, Rummeniegge y Maradona. Hace todo, lo mando jugar atrás, de punta, y se hay que cabecear, salta como pocos. Nunca dice nada: va, juega y produce". De ese Nacional quedó afuera River, luego que lo eliminó Velez Sardfield. 

El otro torneo fue diferente. Era un todos contra todos en dos ruedas y el nivel de juego de River iba creciendo. Una semana después de que comenzó la primera fecha, se sumaba al plantel un hombre clave para ese año: Claudio Alberto Morresi. Así, luego de una lesión de Alonso, Morresi ocupaba ese "cargo", y encaminba a River para el título. Nadie parecía detenerlo, aunque había que dar un par de exámenes todavía. Enzo se ilusionaba: "Ahora sobran afectos, todo es compañerismo. Y el título está cerca. Este es el River con el cual soñaba antes de venir", razonaba en los últimos días de 1985, tras recibir el Olimpia de Plata al mejor futbolista del año, el primero -pero no el último- de su carrera. 

El comienzo de 1986 fue a toda orquesta y Enzo estaba a punto de cumplir dos sueños: salir campeón con su equipo y participar en un Mundial de mayores. Esos tres meses antes de su partida, fueron quizá los más brillantes de su carrera, dejando ese imborrable recuerdo a toda la gente millonaria. 

Promediaba el verano, y las clásicas copas en Mar del Plata. Era un 8 de febrero de 1986. Enzo siempre recordará esa fecha y la asociará con una de sus jornadas más felices. River jugaba contra Polonia, que se preparaba para jugar el Mundial ´86, por un triangular que también participaba Boca Jrs. Era un encuentro más, sin demasiadas presiones. Los polacos se adelantaron en el tanteador con un 4 a 2. A siete minutos del final, Francescoli convirtió el segundo tanto personal para acortar la distancia. Sobre la hora, Centurión puso el 4 a 4, que parecía definitivo. Ya pasados tres minutos en tiempo de descuento el Beto Alonso lanzó un tiro libre desde la derecha. El centro pasado aterrizó en la cabeza de Ruggeri, y su cabezazo cayó en el pecho de Francescoli. Casi en la puerta del área grande, el Príncipe empalmó de chilena el balón y la clavó en el palo izquierdo del indefenso arquero. El hombre salió corriendo, sin saber con quien abrazarse y a su vez queriendo abrazar a todos. El Tolo Gallego lo buscaba con los brazos abiertos sin saber bien que era lo que había visto. El Bambino entró al campo como poseído. El estadio había estallado y era una locura. Nadie podía reaccionar ante lo que acababa de observar. Enzo Francescoli había escalado hasta un punto inimaginable. 

Solamente le faltaba el título, ese que no se le podía escapar. Y fue el 9 de marzo de 1986, ante Velez, ganando 3 a 0, con un gol propio de penal, en el Monumental. El Príncipe anotó el gol en el útlimo minuto y quedó de cara a la tribuna local, con los brazos bien altos, símbolo inequívoco de una victoria por la que había luchado como pocos. No podía ser de otra forma. No hubiera sido justo. Con ese triunfo, el equipo del Bambino Veira se aseguraba el el campeonato cuando todavía faltaban 5 fechas, y Enzo quedaba al tope de la tabla de goleadores con 25 tantos, repitiendo así el rito de 1984. Junto con Ruggeri fue el jugador con más presencias en el torneo: 31. Así recordaba a Enzo su compañero Jorge Gordillo: "Enzo no fue fundamental sólo por los goles, también fue importantísimo para nosotros, los defensores, porque cuando llegaba un momento del partido en el que no nos daban más las piernas, se la tirábamos a él y descansábamos. El hacía el resto: aguantaba la pelota el tiempo necesario y nosotros no podíamos recuperar tranquilos. Enzo ya era un referente en aquella época, aunque no tuviera la trayectoria de tipos como Alonso y Gallego. Yo lo vi muy feliz a lo largo de todo el campeonato: lo vivió a pleno y consiguió lo que se había propuesto". También Roque Alfaro tiene palabras de elogio para Enzo: "En mi primera práctica, yo estaba en el banco de suplentes de la cancha auxiliar viendo a los jugadores y me preguntaba a mí mismo: ¿Cómo puede ser que a este tipo lo critiquen tanto si es un fenómeno? Era la primera vez que lo veía, pero yo sabía que las cosas que se decían de él. Eso fue en 1984. Y enseguida me di cuenta de lo buena persona que es: a pesar de que yo llegaba para jugar en su puesto, el trato de él hacia mí fue espectacular desde el primer día hasta el último". 

La Despedida... 

Enzo Francescoli, el más grande, el master, el botija, el príncipe, el uruguayo, simplemente ENZO, ese nombre que tantas emociones le dio a la hinchada millonaria con ese talento incomparable, esos tacos, esas palomitas, esos goles... Realmente se merecia una despedida como la que tuvo aunque nadie hubiese querido que se despida, pero ese día llegó tal como lo venia anunciando el mismo Enzo desde cuando River ganó el Apertura '96 que él creia que ese sería su último título (después se dio el lujo de llevarse también el Clausura y Apertura '97, y la Supercopa). 

A todos los riverplatenses nos da mucha lástima no poder volver a verlo en una cancha de fútbol jugando un partido oficial con la camiseta de la Banda, pero nadie nos podrá quitar esa imagen de "su" juego de nuestra memoria. 

Se despidió ante 60.000 personas (estadio completo) en la tarde-noche del 1º de agosto de 1999 en una fiesta espectacular con esos colores que solo River puede mostrar y esas fiestas que solo River sabe hacer (como dijo Ramón), con una gran cantidad de banderas que era imposible ponerse a contar cuantas eran, con ese partido de pibes de las inferiores que jugaron antes de que apareciera el "Príncipe", con grandes sorpresas como fue la de que jugara el "Chileno" Salas (nadie se lo esperaba) -el Monumental empezó a delirar por este otro maestro cuando apareció entre los titulares (no podia ser de otra manera) en el tablero electrónico-, también el "Negro" Altamirano, el "Luigi" Villalba, Hernán "Hormiga" Díaz, el "Diablo" Monserrat, R. Ayala, etc. No importaban los nombres, la hinchada y el mismo Enzo hicieron que el partido sea una fiesta, con sus hijos en el campo de juego soñando con que pronto el talento lo demuestre otro Francescoli; el saque inicial de Walter Gómez (figura uruguaya del viejo River); la marcha de "El más grande" de Copani de fondo repitiendose una y otra vez; los fuegos artificiales en el final; la bandera enorme con esa leyenda que también llevaban los jugadores en la espalda: "Eternamente Gracias" en una forma de agradecerle a la hinchada tanto cariño que le dio todos los años que jugó al fútbol; esa última vuelta olímpica como jugador despidiendose de todos con los brazos en alto y esa sonrisa que se mezclaba con algunas lágrimas (la ovación de la hinchada era tan grande que fue irresistible hasta para él). Cuando la voz del estadio anunció "...con el 9, Enzo Francescoli...", se vino la cancha abajo, con el cartel electrónico que acompañaba los cantitos de la hinchada pidiendole que no se vaya. 



El equipo ese hizo recordarle a cualquiera a la formación de River del '96-'97 pero con algunos talentos nuevos como es el caso de Saviola y Aimar. No pude ver la despedida del "Beto" Alonso porque tenía 4 años (1987) asi que no me podía perder este partido de ninguna manera. Cada vez que veia desde la platea Centenario Baja a la dupla Príncipe-Matador, Enzo-Salas no podia evitar acordarme de esas tardes en la que llenaban los ojos de excelente fútbol con goles impresionantes. 

Cada vez que la tocaba el Enzo el Monumental entero lo ovacionaba por más que no le salian las cosas como las hacia antes, pero eso ya no importaba después de darnos tantas alegrias. Metió un par de amagues, hizo dos tacos barbaros (uno a Aimar y otro a Saviola), participó en los tres goles, ensayó algunas paredes, etc. No se le puede pedir más nada a un genio como él. No tiene la energía como para correr como antes pero la calidad con la pelota no la perdió a pesar de que ya hace casi un año y medio que se retiró. 

Encara en diagonal, hacia el área, amaga, busca el hueco para el remate. Lo encuentra y remata por primera vez: ataja sin problemas Flores. Insiste, con un tiro más débil, y controla con más facilidad el arquero. Encara de nuevo, engaña a Pacheco y desde la medialuna, rodeado de defensores, casi sin espacio, activa la derecha, a colocar, arriba, un disparo para que Flores se luzca con una volada que deriva en córner. Es un disparo a lo Francescoli. Llegó el primer gol de River a los 41 minutos del primer tiempo con un centro de Sorín y una palomita del "Maestro" Enzo que le tapó el arquero de Peñarol dandole un rebote que embocó luego el "Matador" Salas. Cuando cabeceó el "9" creia que la pelota ya habia entrado porque desde donde yo estaba no veia la línea de gol del arco porque me la tapaban los carteles de publicidad, por lo que empezamos a gritar el gol unos segundos antes creyendo por un instante que lo habia convertido Enzo (hubiese sido algo espectacular si esa pelota entraba de parte de él). En el segundo tiempo, a los 12 minutos, penal contra el mismisimo Enzo: golazo al ángulo superior derecho del arquero Flores; delira el Monumental pensando que va a ser la última vez que gritemos un gol de Enzo que no sea a través de un video, pero no, a los 26 minutos, el mismo jugador que habia cometido el primer penal le hace otro a Saviola (será que este jugador Bizera entiende como son estas fiestas); otra vez podemos gritar gol con marca registrada Enzo Francescoli al otro palo a media altura. Ramón se divirtió con los cambios, los hizo todos y jugaron todos los suplentes. Insultos merecidos de la hinchada hacia Maradona y hacia Cedrés, interminables elogios para Enzo, para el "Matador" Salas (creo que va a ser el heredero del "Príncipe", para los dos Díaz. 3-0 parecia suficiente pero no, a 6 minutos del final (el partido duró 86) entraron a jugar los hijos de Enzo, Marco (10) y Bruno (12). ¡Qué robo, TRES FRANCESCOLI en la cancha jugando nada menos que para River Plate! El hijo menor patea y tapa Flores, sin entender que debía dejarla pasar a la red. Insisten los tres Francescoli. Se mete en el área Bruno, inclina el cuerpo y la pone en un rincón, pegándole con la derecha, la misma pierna de su papá, el 4-0, River golea y no es ninguna novedad si se sabe que está Francescoli en la cancha.